Podía escuchar el sonido.
El sonido era yo rompiéndome
siendo trozos grandes
al principio,
Y luego...
Cada vez más pequeños.
Arena del desierto.
Tan sólo polvo de estrellas.
Podía yo escuchar
Como me resquebrajaba
y después me hacia añicos.
Para de nuevo ser amasada
y recreada como una obra nueva,
pulcra y sin mancha alguna.
¡Que triste!
¿No?
Patricia Lara P
No hay comentarios:
Publicar un comentario