Pobre hombre.
La vio tan desesperada, tan triste, tan
patética que pensó sería la víctima perfecta. La enamoró pensando en
dejarla cuando le ayudara a cumplir con su objetivo.
Con lo que no contaba el infeliz era con que al conocerla se iba a enamorar irremediablemente.
Ella al verlo de rodillas le dio la espalda, se alejó pronto.
Él nunca la entendió; ni antes ni después. Pues lo que él consideraba soledad tristeza y desespero, para ella eran la felicidad absoluta.
Con lo que no contaba el infeliz era con que al conocerla se iba a enamorar irremediablemente.
Ella al verlo de rodillas le dio la espalda, se alejó pronto.
Él nunca la entendió; ni antes ni después. Pues lo que él consideraba soledad tristeza y desespero, para ella eran la felicidad absoluta.
Patricia Lara P
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