María la O
Le dije mamita hasta un día que mamá
decidió responder por ella cuando la llamé. Desde ahí fue abuelita o más
frío aún... Abuela.
La recuerdo creo que todos los días. Fue una mujer en todo el sentido y la extensión de la palabra.
El olor del café recién colado me lleva a su cocina de barro y ollas negras de hollín.
Los mangos criollos maduros en una cesta maltrecha y el racimo de bananos tras la puerta me recuerdan su amor y su templanza.
Fui feliz durmiendo en el rincón de su cama. Acompañándola al mercado, yendo al solar de la casa. Al nacimiento de agua, a lavar al río.
Ya luego la vi muy poco. Me dejé influenciar y fui muy poco a verla. En serio uno deja pasar lo importante para luego arrepentirse.
Te amo mamita María la O.
La recuerdo creo que todos los días. Fue una mujer en todo el sentido y la extensión de la palabra.
El olor del café recién colado me lleva a su cocina de barro y ollas negras de hollín.
Los mangos criollos maduros en una cesta maltrecha y el racimo de bananos tras la puerta me recuerdan su amor y su templanza.
Fui feliz durmiendo en el rincón de su cama. Acompañándola al mercado, yendo al solar de la casa. Al nacimiento de agua, a lavar al río.
Ya luego la vi muy poco. Me dejé influenciar y fui muy poco a verla. En serio uno deja pasar lo importante para luego arrepentirse.
Te amo mamita María la O.
Patricia Lara P.
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