El oro es un cuerpo perfecto, compuesto de un mercurio puro, fijo, brillante, rojo, y de un azufre puro, fijo, rojo, y no combustible.
El oro es perfecto.
Me too.
El oro es un cuerpo perfecto, compuesto de un mercurio puro, fijo, brillante, rojo, y de un azufre puro, fijo, rojo, y no combustible.
El oro es perfecto.
Me too.
Transcurrían los minutos, observaba sus manos, la hoja blanca, el lápiz; su punta su borrador.
La blancura del papel le molestaba, el brillo amarillo del lápiz también, su punta afilada y sin usar lo ponían mal.
Escribió una línea, la borró, escribió otra de nuevo y la tachó. Mordió el lápiz, lo rompió, apretó con los dientes el borrador, arrugó la hoja ya no tan blanca, ni tan resplandeciente; sucia y llena de manchones, incluso una lágrima en ella brilló, la arrojó al cesto de la basura y suspiró.
Laura Huitron.
LauraH.
Hubo grandes explosiones aquí y allá... Hubo cambios en el aire, en la tierra... Y de sus entrañas, parió el mundo los paisajes que, en sueños, había recreado la mujer. Al siguiente día el hombre descubrió que la tierra giraba en torno al sol. No pudo notar nada más.
Besos de Big bang.
Osiris explosiva.
Cerca a su mano derecha, finamente tratada por la manicurista, un ejemplar "fusilado" de Harry Potter 7. A unos metros hacia adelante una escoba con un nombre muy particular labrado rudimentariamente en su mango: "Nimbus 2008"
Besos estrellados.
Osiris Alucinando.
Ella pensaba en la comida para MI familia, la ropa limpia para MI familia, la casa medianamente aseada para no hacer pasar vergüenzas a MI familia, los animalitos atendidos (Pobrecitos ellos - Nadie nos mandó a hacernos cargo de ellos-).
Ella se sentaba a ver televisión y muy pronto de levantaba para ir a la cocina a vigilar al comida, a limpiar, a preparar, a hacer, luego iba al lavado y, o ponía la ropa en la lavadora o la sacaba y cogaba en ganchos y doblaba la seca y... También iba a los cuartos y tendía las camas, recogía desorden, abría las ventanas. Incluso a veces llamaba a sus amigas para saber de ellas, para contarles un cuento o para saludar nada más. Pocas veces, muy pocas veces para pedir un favor. O... Cúantos Oh Dios mío!
Por lo tanto siempre veía pedazos de esta o de aquella película o serie, pero su imaginación era tan, pero tan nutrida que jamás de los jamases se desveló pensando cual sería el triste o alegre final de la historia.
Igual en las noches estaba tan cansada por la levantada tan temprano y la atención de tantos pequeños detalles que sin más y por buena que estuviera la película, la serie, o el libro de turno ella se dormía en un santiamen.
Siempre andaba ella con la cabeza llena de locuras... Qué donde andaría el hijo, qué las tareas de la hija, que qué haría el marido en esos momentos, que si el hermano tiene problemas con su esposa, que si el tiempo le alcanzaría a la hermana para atender compromisos de trabajo y estudio, que si la hija, la madre, el esposo de la amiga estarían mejor de salud y estado de ánimo, que como estarían aquel o aquella, que si la capa de ozono estaría peor que ayer, que si el cometa o satelite se saldría de la orbita, que si el calentamiento global, etc.
Multiples, delicados e importantes eran los pensamientos de ella... Egoísta ella como siempre pasaba todos los días, las horas y los minutos pensando pensamientos pensantes. De esos que sirven para salvar al mundo.
Pero... a pesar de eso, nadie habría podido saberlo, imaginarlo, intuirlo siquiera. Su rostro sonriente, su faz tranquila y adorable como siempre, como todos los días llenaba de paz su casa, el sitio en el que se encontraba, y esto lo lograba sólo con su presencia.
La familia y amigos jamás lograron sospechar, sentir, imaginar, pensar, la destrucción que dentro de sí había.
Nadie debía temer nada estando a su lado... ella era la luz, la paz y la tranquilidad. Por eso mismo; jamás mostraba el otro lado, su lado oscuro, tan oscuro como el otro lado de la luna, pero el suyo propio y doloroso. Su lado sufriente, emotivo, silente y explosivo.
Quién podía pensar que ella era como un volcán a punto de hacer erupción, un volcán que podía destruir todo a su paso. Quemando, aplastando, lacerando, rompiendo, horadando.
Quién podía intuir que era como una borrasca en ciernes que podía llevarse a su paso todo lo amado por otros y por ella misma incluso.
Quién podía imaginar siquiera que tenía un tornado en su interior que arrasaría llevándose por los aires cuanto a su paso se pusiera y más. Mucho más.
Ella solo enseñaba su cara límpida y sonriente, su faz apasible y serena, su mirada transparente y tranquila.
¿Quién podía imaginar el infierno que tras aquella sonrisa ocultaba?
Besos multicolores.
Mi tristeza Se dibujará sólo un instante en un brillo o en un oscurecimiento de mi mirada. De ahí en más. Si alguna vez acaso, se asoma po...