Hastiada de cargar aquel enorme peso sobre sus hombros, la mujer -en una exhalación- lo arrojó lejos, poseída por la fuerza de todo su cansancio ancestral. Y el mundo, impelido de esta forma, giró y giró...
Hubo grandes explosiones aquí y allá... Hubo cambios en el aire, en la tierra... Y de sus entrañas, parió el mundo los paisajes que, en sueños, había recreado la mujer. Al siguiente día el hombre descubrió que la tierra giraba en torno al sol. No pudo notar nada más.
Besos de Big bang.
Osiris explosiva.
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