miércoles, 5 de agosto de 2009

Síndrome de atención deficiente...


Jamás, jamás de los jamases ella prestaba atención total. Bueno, para ser sinceros en contadas ocasiones lo hacía. Siempre andaba en las nubes, solo pensaba en ella, era el centro de todo, del universo.

Ella pensaba en la comida para MI familia, la ropa limpia para MI familia, la casa medianamente aseada para no hacer pasar vergüenzas a MI familia, los animalitos atendidos (Pobrecitos ellos - Nadie nos mandó a hacernos cargo de ellos-).


Ella se sentaba a ver televisión y muy pronto de levantaba para ir a la cocina a vigilar al comida, a limpiar, a preparar, a hacer, luego iba al lavado y, o ponía la ropa en la lavadora o la sacaba y cogaba en ganchos y doblaba la seca y... También iba a los cuartos y tendía las camas, recogía desorden, abría las ventanas. Incluso a veces llamaba a sus amigas para saber de ellas, para contarles un cuento o para saludar nada más. Pocas veces, muy pocas veces para pedir un favor. O... Cúantos Oh Dios mío!


Por lo tanto siempre veía pedazos de esta o de aquella película o serie, pero su imaginación era tan, pero tan nutrida que jamás de los jamases se desveló pensando cual sería el triste o alegre final de la historia.


Igual en las noches estaba tan cansada por la levantada tan temprano y la atención de tantos pequeños detalles que sin más y por buena que estuviera la película, la serie, o el libro de turno ella se dormía en un santiamen.


Siempre andaba ella con la cabeza llena de locuras... Qué donde andaría el hijo, qué las tareas de la hija, que qué haría el marido en esos momentos, que si el hermano tiene problemas con su esposa, que si el tiempo le alcanzaría a la hermana para atender compromisos de trabajo y estudio, que si la hija, la madre, el esposo de la amiga estarían mejor de salud y estado de ánimo, que como estarían aquel o aquella, que si la capa de ozono estaría peor que ayer, que si el cometa o satelite se saldría de la orbita, que si el calentamiento global, etc.


Multiples, delicados e importantes eran los pensamientos de ella... Egoísta ella como siempre pasaba todos los días, las horas y los minutos pensando pensamientos pensantes. De esos que sirven para salvar al mundo.

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