viernes, 29 de octubre de 2021

Dolor

 Me dolían tremendamente los pies, los miré concienzuda sin notar absolutamente nada extraño. El dolor provenía de ellos, fluía hacia el exterior y se acumulaba por todos lados. Era absurdo sentir que se iba posesionando de todo mi ser. Era loco notar que no podía pensar en nada más que en eso. En ese dolor ensordecedor, enloquecedor.

La luz brillaba tan intensa que no me permitía concentrarme adecuadamente para darle órdenes a mi cerebro. En ellas le indicaría que fuera calmando todo eso que me estaba volviendo loca. Pero no, tan sólo no lograba concentrarme en algo que no fueran mis pies y ese dolor intenso.
Cerré los ojos y pedí un milagro. Y de pronto ante mis manos tenía un machete. ¿Cómo llegó hasta ahí? Aún no lo entiendo. Igual y sin pensarlo, razonar o decir. Corté de tajo el pie izquierdo y continué con el derecho.
La sangre fluía a raudales y con ella fluía y se alejaba ese dolor intenso.
Ahora sí podré tener un respiro. Ahora podré descansar en paz.

Patricia Lara P

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