Dirígete a la luz, fue lo que me dijo. Yo pensé... ¿Me morí? ¿A qué hora? ¿Cómo sucedió?
¡Válgame Dios! Cómo es que me muero y ni me entero. ¿Cuánto tiempo llevo en el mundo de los muertos, espantando a los vivos? ¿Mierda!
De pronto la persona que me habló suelta una carcajada. Y entre risa y lágrimas se burla de mi cara.
Cuando dije "dirígete a la luz" me refería a que encendieras la luz. Tu rostro fue un poema a la sorpresa. Todos los sentimientos se reflejaron en él. Sorpresa, alegría, desolación, alegría de nuevo. Y todo en tan sólo una fracción de segundos. No pendeja. Aún no estás muerta.
Patricia Lara P
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