domingo, 3 de junio de 2012

Otras dos Rosas



Las petunias estaban furiosas, a las azaleas le dio un soponcio,  las azucenas se querían cortar las ramas para desaviarse, las violetas dejaron de respirar y se pusieron azules,  las clavelinas cogieron tal enojo que casi les salía clorofila por la boca, las gardenias se recuperaban del desmayo oliendo pomitos de su más fuerte fragancia,  las margaritas ni se enteraron pues estaban divagando en pensamientos.

Resulta que en el jardín todas estas bellas flores, formaban grandes legiones y se sentían importantes, venían de regios arbustos cargaditos de botones, unas en tierna floración y otras completamente abiertas.

Existían también ahí un par de pequeños botones que en un grandioso rosal asomaban sus colores, muy juntos uno del otro. Las otras les despreciaban pues les veían poca cosa, y se decían al oído cuchicheando unas a otras:

¿Ya te has fijado querida,
que esa planta tan esbelta,
con pinchos o con espinas,
sólo dos botones muestra?.

Cuando los botones de abrieron éstas continuaban criticando a las flores del rosal:

¿Aún más raro es todavía,
que de la misma simiente,
éstas sean tan parecidas
y a la vez tan diferentes?.

Un día sin previo aviso un alud de mariposas arribaron por aquel jardín y se posaron una a una sobre cada una de las flores, pero al final todas revoloteaban por largo tiempo sobre el rosal.

Cuando las mariposas ya partían sobrevolando, las flores de aquel lugar les preguntaron todas al mismo tiempo:

¿Porqué os posáis en las rosas,
más tiempo que con nosotras,
si somos las más hermosas,
de este jardín portentoso?.

Si alguna duda tenéis,
Preguntadlo por ahí,
El espejito del reino,
Nos ha dicho que es así.

Las mariposas en franco vuelo de retirada les lograron responder:

¡Ja!, ese espejo no es de fiar,
el sólo mira y no piensa,
por ello belleza externa,
él sólo suele mirar.

Las flores del jardín hicieron el berrinche de su vida y cada vez que las mariposas venían dejaban que se posaran en ellas, pero no les respondían ni una mirada y mucho menos les dirigían la palabra.

Un buen día un grupo de visitantes llegaron obviamente a visitar el jardín y después de admirar todas su flores armaron tremendo revuelo alrededor de aquel rosal, después junto a él montaron una mesa bien dispuesta, tomaron té con pastitas y departieron todos muy contentos, hablaban de sus lecturas y compartían sus vivencias, al partir depositaron cada uno un beso en cada una de las rosas.

Como ya os lo he narrado, fue aquí cuando las flores entonces armaron el espectáculo más impactante que sobre la envidia alguien haya podido montar.

Después de tosidos y sofocos y una vez que estas flores lograron reponerse a todas estas personas les preguntaron a un tiempo:

¿Cómo es que estas pringadas,
les dais toda su atención?,
¡si somos más primorosas,
nuestro espejo lo afirmó!.

Los visitantes con una sonrisa les respondían al igual que las mariposas que no se fiaran de ese espejo, pues éste sólo era capaz de ver la belleza exterior y ésta no era realmente importante.

Les explicaron que con el tiempo todas ellas madurarían y un buen día se secarían, pero eran necesario que así fuera para crear el círculo de la vida; las flores todavía un poco necias respondieron nuevamente al unísono:

¿ Y que círculo de vida,
van éstas a elaborar,
si este par de esmirriadillas,
ni un solo vástago dan?

Los visitantes soltaron la carcajada y le hicieron ver lo que la ceguera de su envidia, hasta ahora no les había permitido ver. La más sabia del grupo les señaló el rosal y les dijo: Si ustedes observan bien una tiene dos retoños y van apenas iniciando el ciclo de la vida y a la otra le han nacido miles de hojas con las cuales un libro está formando. Además todos nosotros somos como ellas, las mariposas se posan en nosotros y los seres que nos aman nos dan millares de besos.

En ese momento llegaron las mariposas y se pusieron a cantar a coro:

¿Cómo es posible que ustedes,
hayan creído que es cierto,
lo que les dijo mintiendo,
ese espejo lisonjero?.

Como la que esta historia escribe,
ha adquirido una afición,
con un refrán que suscribe,
¡hay les va la situación!.

Todas las flores escuchen
y los seres de esta región,
un dicho que por ahí dicen
y que nos causa emoción.

Dice un refrán popular:
Los besos y mariposas,
se suelen sólo posar,
en las cosas más hermosas.

Yolanda de la Colina Flores
3 de junio del 2012

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