sábado, 2 de junio de 2012

La vida social de mi jardín


Su mayor aflicción es ser usadas dentro de ese potecito de vidrio con agua.
A las dos les encanta la suave caricia del sol y del aire. La firmeza del suelo que las sostiene y alimenta. Les gusta ser admiradas por las personas que se asoman al jardín y por las demás flores en él.
- Viste? le dice una Anturia Roja (alias corazón chino) a otra amarilla en  la misma maceta-serán cortadas? dicen, he oído que las aman por sobre todas nosotras; que perfuman la casa, que ennoblecen los ambientes...
-Perfumar? ¡ja! yo creía que ese era el trabajo de esos dos paliduchos, el Estefanote y las Gemelas.
-Pero aprecian más el aroma de ellas.
- Pues ojalá las corten, las pongan en el botecito transparente y se olviden de cambiarlas el agua. Tanta bulla por un par de florecillas que no duran lo que nosotros, y sin tantos aspavientos.
Así es ella, la Anturia Amarilla, primita de la Roja, pero envidiosa a más no poder. Dicen las malas lenguas que su padre era Rojo, igual que el padre de la Roja, pero que por huir a otro lado, la dejó con sus tíos, y para llevarles la contraria a éstos, se volvió Amarilla y amargada....
Las dos Rosas Rosadas oyen y tiemblan. Las demás flores se quedan calladas, temerosas también de ser cortadas. Solamente los jengibres Granates o Fucsias, se desentienden de ese guiri-guiri de vecindario, y las chulitas se ríen a más no poder.
Pero todos se equivocan, a nadie le interesa cortar flores.... bueno si un poco al Estefanote, pero ese es un trato entre la dueña y el arbusto. Así le salen más flores "al palo" y las cortadas se dedican a perfumar un aceite, con el que se limpian los muebles de madera y les da ese olor tan delicioso.
Las otras plantitas? la mayoría no teme, y algunas, como las comestibles, saben para que han nacido y se sienten felices de servir a la humanidad.
¿Será que tanta belleza conlleva peligro?



María Teresa de Huezo

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