"En otra vida yo fui plañidera,
a lo mejor praefica destacada en la sociedad de lamentatrices. Y es que en los
últimos años me he descubierto sollozante compulsiva y hoy, cuando el día y la
noche se desgajan en millones de gotas –que se me antojan torrenciales
lágrimas- siento que me rodea un lacrimatoria descomunal… y es que lloro hasta
en la alegría (¿o será que tengo un “escape lacrimal?”)
Lloro ante la alegría cotidiana
de ver el sol salir cada mañana
y mis lágrimas corren cual torrente
al percibir las miserias de la gente.
Y me encuentro llorando, nuevamente,
si el amor no veo correspondido,
o si una oportunidad ya se me ha ido
sin poder disfrutarla gratamente.
Caen las gotas salobres de mis ojos
si ante un piropo hermoso me sonrojo
o, si un niño pequeño me da un beso,
me emociono y también lloro por eso.
Y cuando armo, entre chistes, un
“bochinche”,
mis ojos se derraman de inmediato:
lo que es más, no pasará mucho rato
sin que lloren y que armen un
“berrinche”.
Plañidera gratuita, emocionada,
me ha hecho el tiempo en la vida que
he vivido
mas no lo puedo negar: ¡sí, he reído,
ante cada experiencia bien
ganada!"
B. Osiris B.
Gracias, de nuevo, por rescatarme del
silencio ;)
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