lunes, 30 de abril de 2012

Recuerdos que se fueron


Vive el instante
vive el momento
aferrada a una vida de sueños
y de ensueños.
Se recuerda de cuarenta
y tiene ochenta y seis años.
Se pregunta en qué momento
llegaron esas personas 
que extrañamente la llaman mamá
¡Cómo si ella pudiera tener hijos tan viejos!
Vive el instante
vive el momento
se deja querer y atender
y mientras tanto recuerda 
que aun no alimenta a sus niños pequeños,
recuerdo fugaz que desaparece
al instante mismo en que aparece.
Piensa en sus niños
¿Por qué no vienen?
y en cambio si aparecen
personas que la quieren
la rodean de amor y de cuidados
pero extraños al fin;
completamente extraños.
Sus niños aun pequeños 
en un sitio la esperan.
Vive el instante
vive el momento.

Gustavo


No ha parado de maullar
Anda por ahí mirando en los rincones
ya le di sus whiskas y lechita
y el sigue llore y llore por los rincones
Desearía entenderlo
poderlo consolar o complacer
o complacer y consolar al mismo tiempo.

Predestinación


Le dijo una adivina de feria cuando aún era una chiquilla  al leerle la mano que moriría en un accidenta aéreo.  Ella jamás subió a uno de esos aparatos para no tentar a la muerte o a la suerte o en caso tal para evadirla.
Un día en la mañana mientras se duchaba escuchó el avión acercarse, pensó en la gente que en él viajaba y  en el augurio de la hechicera aquella mientras seguía pasándose concienzudamente  el jabón por el cuerpo y pensaba  en que a Ella jamás le sucedería lo que la bruja aquella le predijo. 
Al día siguiente todos los periódicos hablaban del accidente aéreo, de la mujer que encontró la muerte en él mientras se duchaba y de las predicciones que había recibido en la juventud un tanto lejana.

Feliz día del niño (Interior)

Feliz día a cada uno de los niños que tenemos dentro.  Que con frecuencia salen y cantan y bailan y se sonrojan.
Dios conserve nuestros niños internos.
Besos y abrazos.

domingo, 29 de abril de 2012

Mis locas ideas


Mis ideas son chiquitas
saltan, brincan, cantan, bailan.
De neurona en neurona 
se deslizan felices.
Mis ideas parecen
jardín de párvulos 
en la hora de descanso
o a la salida de clases.
Ellas generalmente sonríen y son felices
pocas, poquísimas 
lloran o hacen pucheros en los rincones.
Mis ideas no se pueden estar quietas
se deslizan raudas 
por las circunvoluciones de mi cerebro,
le hacen cosquillas a mi nariz,
juguetean con mis orejas,
alborotan mi cabello,
y saltan y saltan entre mis deberes
y mis quereres.
Mis ideas, mis locas ideas
Son las que logran que la gente crea 
que yo estoy un poco loca
pero no...
Son ellas; mis locas ideas
las que en realidad  lo son.

sábado, 28 de abril de 2012

Preces con Perorata (Padre nuestro)


Preces con Perorata
(o cómo rezo el Padre Nuestro)


Padre nuestro (mío)
que estás en el cielo
(y en cada rincón que veo),
santificado sea tu nombre
(y tus apodos y sobrenombres),
venga a nosotros tu Reino
(y que, luego de venir, jamás se vaya, por favor),
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
(y en los mares y en los ríos y dentro de éste, corazón mío);
danos hoy (y mañana y todos los nuevos amaneceres)
nuestro pan de cada día
(y de cada tarde, y de cada noche... y que alimentemos cuerpo y alma);
perdona nuestras ofensas
(aunque ni nos demos por enterados de ellas o nos hagamos de la vista gorda)
como también nosotros perdonamos
(o, al menos, deberíamos, según Tus enseñanzas)
a los que nos ofenden
(aunque no nos hayan hecho agravio alguno)
no nos dejes caer en la tentación
(y, si caemos, que el golpe sea leve y nos levantemos rapidito)
y líbranos del mal
(aun a pesar de nosotros mismos)
Amén
(Amen, amemos... ¡Amen!... ¡Amén!)

B.Osiris B.

Cantando

 En su primera presentación 
de la academia de técnica vocal.

viernes, 27 de abril de 2012

La cena


Era la moda y como todas y muy seguramente todos saben o por mejor decir sabemos "la moda no incomoda".  De un tiempo a esta parte las mujeres del pueblo aquel  solo usan  caperuzas rojas.  Es el símbolo mayor de la elegancia.  Ninguna en su sano juicio o en sus cabales se atrevería a usar una caperuza de otro color y menos aun una prenda que primero que todo no fuera una caperuza y segundo  que no fuera roja.
Como al pueblo que fueres haz lo que vieres yo inmediatamente me desplacé a la tienda más elegante a comprar mi caperuza.  Después de eso debería aceptar la invitación a cenar del lobo más atractivo del lugar.  Auuuuuuuuuuuuuuuuuu me encanta ese lobo y solo por eso me dejaría morder por Él,  jajajajajajaja.  Ahora si entiendo porqué las damas del lugar sin distingo de edad o estrato se pasean por la plaza y van a misa vestidas de esa forma.  Todas esperan que el lobo feroz se decida por fin a darles aun cuando solo sea… una mordida.

Caperucita la modosita


Caperucita roja la llamaban pues iba siempre por la vida cubierta con una capa con caperuza roja.  Ella un día recibió la petición de su madre de que fuera a la casa de la abuelita que se encontraba enfermita a llevarle unas tortas y una miel.  Yo supongo también que algo de medicina pues si uno está malito necesita más medicamento y cuidado que tortas y miel.  Pero bueno, la madre de Caperucita también le dijo que mejor no se fuera a ir por el bosque aun cuando el camino fuera más corto, que lo mejor era bordearlo por el camino  largo pero también  más transitado  y por lo tanto con menos flores; pues, continúo la madre en el bosque hay un lobo feroz, feroz, feroz que no dudaría ni un segundo en “comérsela mijita”.
Así que Caperucita la modosita agarró la canasta con las tortas y la miel y también metió en ella unas aspirinas y un descongel.  ¡Ah! Ella tampoco olvidó unas mentas para el mal aliento pues seguro la abuelita no se había levantado de la cama y la caja de dientes debería estar “hedionda” ya.
Salió de su casa bailando y muy contenta pues su madre casi nunca la dejaba salir sola de la casa y el aire de libertad la hacía sentir muy pero muy feliz.
Ya en el camino Ella, Caperucita  al llegar al cruce entre el camino largo y el corto pero peligroso siendo una niña tan modosita cumplió la orden de la mamá.  Empezó a caminar por el camino largo, las flores estaban marchitas, el polvo casi la ahogaba cuando pasaban los autos raudos y veloces  sin parar a pensar en la niña, más bien señorita que con él se ahogaba.  El sol calentaba fuerte y la niña sentía sed y calor.
En un momento le tocó parar a respirar mejor, se quitó la capa y la capota roja y surgió  a la vista el cabello flotante,  largo rubio que le cubría toda la espalda y también una figura que ya de niña no tenía casi nada.
Ahí sí, un auto de aquellos raudos y veloces paró y se ofreció a llevarla hasta el fin del mundo si era necesario.  Ella solo había sido advertida del lobo pero su madre jamás habló de los perros, los sapos y demás batracios de la vida y de la vía y confiadamente abordó el auto. 
Su abuela se alivió, la buscó, se enfermó de nuevo y sigue esperando por ella, el lobo murió de viejo recostado en el árbol en el que inicialmente se ocultó esperando que pasara para visitar a la abuelita y poderla devorar, la madre mira y mira desde la ventana el camino largo esperando que un día por él regrese la Caperucita roja.

Caperucita Blanca blanquita

Esta era una Caperucita blanca, blanquita  que al ir a visitar a su abuelita se encontró un lobo en el bosque relamiéndose una herida.  Al ver el magnífico color que de la lesión  brotaba tiño su capa con ella; abandonó el cuerpo del canino a la vera de la vía y continuo su camino  bailando y cantando.

jueves, 26 de abril de 2012

Érase que era

Érase que era,

una viejita que en un rincón lloraba.

Vestida de rojo,

llorosos los rojos ojos,

por un amor perdido

entre alcohol y una rocola

historias idas narraba,

de un lobo errante y nocturno

que en una noche de invierno

la arrancó de su jardín y

se la llevó al Averno.

Entre farras, juerga y murga,

la juventud se le iba

y se despertó un buen día

triste, sola y desvalida,

con su caperuza a cuestas

y con el corazón cual cesta

vacía y desvencijada.

De aquello no queda nada,

el lobo errante se ha ido

y con el corazón partido

a ella la ha abandonado.

Y, como sola ha quedado,

llora, de perlas, un río;

sentada, llora la ausencia

del amor que se le ha ido

y, entre trago y trago, recuerda

que bella, ágil y serena

fue ella la niña de otrora,

la mujer triste que ahora

en alcohol ahoga sus penas.
B. Osiris B.

La loca


Esta es la historia de una anciana que usaba una caperuza roja y contaba historias de bosques y de lobos que se comían abuelitas.  De niña la llamaban con dulzura "Caperucita roja" y la escuchaban narrar sus historias y hablaban de lo creativa e imaginativa que era.  Ahora ya vieja sencillamente la llamaban "Loca".

Mi tristeza

 Mi tristeza  Se dibujará sólo un instante en un brillo o en un oscurecimiento de mi mirada. De ahí en más. Si alguna vez acaso, se asoma po...