domingo, 22 de abril de 2012

Padre nuestro


Yo no sé realmente si perdono, pues no olvido ofensa así que hoy escuchando el padre nuestro me di cuenta que cometo un grave error al hacer dicha oración.  Aún cuando para ser sincera no es que repita muchas oraciones pues siento que mi comunicación con Dios es directa.  (Le hablo como si hablara con mi mejor amigo).  Así que decidí corregir para mí,  la oración para no incurrir en errores o en falsos testimonios y solo decir la verdad y nada más que la verdad.

Padre nuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre
venga a mi  tu reino
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
dame  hoy el  pan de cada día
perdona mis  ofensas como solo tú sabes hacerlo
no me dejes caer en tentación
y líbrame del mal.
Amén

2 comentarios:

  1. Preces con Perorata
    (o cómo rezo el Padre Nuestro)


    Padre nuestro (mío)
    que estás en el cielo
    (y en cada rincón que veo),
    santificado sea tu nombre
    (y tus apodos y sobrenombres),
    venga a nosotros tu Reino
    (y que, luego de venir, jamás se vaya, por favor),
    hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo
    (y en los mares y en los ríos y dentro de éste, corazón mío);
    danos hoy (y mañana y todos los nuevos amaneceres)
    nuestro pan de cada día
    (y de cada tarde, y de cada noche... y que alimentemos cuerpo y alma);
    perdona nuestras ofensas
    (aunque ni nos demos por enterados de ellas o nos hagamos de la vista gorda)
    como también nosotros perdonamos
    (o, al menos, deberíamos, según Tus enseñanzas)
    a los que nos ofenden
    (aunque no nos hayan hecho agravio alguno)
    no nos dejes caer en la tentación
    (y, si caemos, que el golpe sea leve y nos levantemos rapidito)
    y líbranos del mal
    (aun a pesar de nosotros mismos)
    Amén
    (Amen, amemos... ¡Amen!... ¡Amén!)

    ResponderEliminar
  2. Muy bonita oración mi querida amiga. Amen, amén y más amén.
    Gracias por tus aportes.

    ResponderEliminar

Veo

  Veo esas paredes de bahareque, blancas. Puerta roja a juego con la única ventana. Veo a María la O con sus ojos brillantes, su sonrisa y s...