miércoles, 2 de septiembre de 2009

Se fue soñando.

Recostada en la cama se escucha respirar, pausadamente a veces, otras con un poco de agitación. No se queja aunque duele, constantemente duele.
Teme por su mamá, por su papá, por los amigos, la familia, el novio, los abuelos, los tíos; por todos ellos menos por ella misma. No se queja, no llora, no grita por ellos, por no hacerlos sufrir, pero ella sufre. Calladamente, sufre.
Solo quiere dormir, dormir por días, por semanas, por meses, por años... Por el resto de la vida.
Ella quiere soñar que se casó de blanco ante el altar, que tuvo hijos, que hizo abuelos a sus padres. Soñar que a su lado crecieron y fueron felices para siempre, soñar también con envejecer al lado de su amado y al final, un día. Partir tomados de las manos, con la satisfacción del deber cumplido y rodeados claro esta; de hijos, nietos y bisnietos. De la familia entera.
Pero... Hoy ella muere soñando que sueña, soñando que fue feliz, y que hizo felices a muchos, y que cumplió con todo y con todos. Soñando que trabajó mucho, que vivió mucho, y que también soñó mucho.
Duerme, duerme bien y espéranos allí... A donde sea que vayas, que tarde o temprano, nosotros te alcanzaremos.


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