Suicida
La vida no le importaba, quería quitársela y al hacerlo arrancarse ese dolor terrible que le embargaba.
Caminó, trepó la ladera, llegó al risco, se asomó al precipicio vió las rocas enormes, redondeadas unas, puntiagudas otras. Apreció su caída. Se espantó con los ires y venires, con los golpes aquí y allí. Imaginó el dolor al romperse la carne primero, los huesos después. Degustó lo que sería morir. Pensó a los cuantos totazos sucedería.
Con vida por supuesto no saldría. Era lo que quería y había deseado desde hacía ya algún tiempo. Acabar por fin con ese dolor que le partía el alma.
Adiós mundo cruel.
-Pensó-
Entonces dando la espalda al precipicio regresó por el mismo camino tarareando.
Patricia Lara Pachón
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