La araña
La veo en la esquina superior de mi cuarto. Cuerpo rojo, piernas largas negras. ¿Mirada siniestra? A lo mejor es mi fobia por las arañas la que me hace percibirla asi.
Teje, teje apresurada. Ante mis ojos la veo hacerse más y más grande acorde con la tela que teje.
Me distraigo pensando de dónde le sale tanto hilo y porqué tiene ella tanto afán.
Miro de nuevo al techo y la tela como una vela de barco flota al viento. Se mece con suavidad.
La araña ha dejado de verme, y sigue tejiendo.
Me doy cuenta que ha llegado hasta mi cama y que la ha cubierto toda yo incluida.
Pienso en dar un manotazo y dar al traste con todo ese maravilloso trabajo. Intento moverme pero ya no puedo.
Patricia Lara Pachón
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