Ni misa, ni rezos
Siempre quiso hacerle una misa a su padre, encargar en la iglesia del pueblo alguna celebración religiosa conmemorativa de su muerte, y hasta preguntar un poco más acerca de las causas que llevaron a aquel funesto momento en el que, de la mano de su tío, la vida de su progenitor se escapó en segundos. Pero no, nunca rezó de viva voz, ¡nunca se atrevió! Le pudieron más la necesidad de preservación y el silencio. Le pudo más aquél temor que rondaba su cabeza y le asaltaba cada noche desde que supo la verdad. Le pudo más la incertidumbre de no saber cuántos más asesinos habría en su familia.
B. Osiris Bocaney
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