La vendedora
Camino por el
parque y veo en un toldo unas mandarinas
hermosas. Me acerco a la vendedora y le pregunto por el precio. Me
responde que 4 en dos mil. Las pago, las pongo en mi bolso ecológico y
sigo caminando. Le pregunto a Ricardo si quiere una y ante su respuesta
afirmativa tomo una y al hacerlo me doy cuenta que está demasiado blanda.
Regreso a donde la señora y al manifestarle mi inquietud, ella con toda la
tranquilidad me responde que todas están igual. Yo regreso muerta de la
risa, al ver la socarronería de la vendedora se lo cuento a mi acompañante y
él, completa la frase de la señora diciendo "fue que me dio pesar tirarlas
a la basura". Yo me reí mucho ante su ocurrencia.
En realidad estaban
dulces y muy ricas. Por algún motivo se desprendieron dentro de la
cáscara sin romperse.
Una anécdota de
sábado.
Patricia Lara P.
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