Rex no parecía amar a Gustavo. Lo amaba.
Cuando Gustavo llegó, siendo un bebé muy enfermo, Rex lo adoptó y lo
cuidó amorosamente.
Cuando Rex partió al cielo de las mascotas, Gustavo, lo buscó primero,
luego se deprimió y después lo lloró un poco. Se me pegó de una forma
loca, pues sentía que yo lo extrañaba y sufría por su ausencia y tuvo la
amabilidad de tratar de que no la sintiera tanto.
Le agradecí mucho que se me “apegara” pues siento que nos consolamos
mutuamente.
No es lo que pediste Maruchita, pero es lo que sentí que debía escribir.
Abracitos.
Patricia Lara P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario