Con las palabras viajeras
no sabe una qué hacer
nos cansamos de la espera
y ellas no se dejan ver
y no es porque no se las usa
ni que estén ellas allá, en el olvido
es que se empeñan en irse con la musa
a jugar por el parque “al escondido”
ellas andan todas de lo más relajadas
jugando y saltando en la lejanía
y una aquí rezando una letanía
a ver si es que damos con las condenadas
luego se aparecen, de lo más risueñas,
todas harapientas y desordendas
y para nada logras, por más que tempeñas,
escribir siquiera alguna “parrafada”
no queda de otra, ¡hay que tener paciencia!
porque las ideas, también irredentas,
se unen al paro y los pensamientos
lo único que dan es un gran remordimiento
cuando eso ocurre, suspiro profundo,
busco alguna rescoldo de la inspiración
me doy una vuelta, canto una canción,
o me maravillo en lo bello del mundo
la espera se alarga, o se acorta a veces,
y en algunos casos se escuchan mis preces
y llega la musa, las ideas vuelven
haciendo enseguida que mi mente vuele
¡vuelven a casa, las traviesas viajeras!,
van desempacando, ¡se acaba la espera!
¡Fluyen las ideas, renacen los versos,
surgen los poemas, florecen los cuentos!
Allí, otro suspiro de satisfacción
a todos los sentidos, dispara el alerta
doy la bienvenida a mi mente despierta,
¡disfruto de nuevo de mi inspiración!
B.
Osiris B.
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