Marco se preparó toda la vida para ese momento y el momento había
llegado. Parado en tarima en frente de su pesa y además de toda esa gente
que quería presenciar su gloria y que incansablemente lo vitoreaba dándole
ánimo para triunfar. Lógicamente también había detractores pero eran
pocos.
Marco tomó respiración pues sabía que era ahora o nunca. Estiró
sus músculos y se agachó, tomó la barra con fuerza y al mismo tiempo con
suavidad, no podía dejar que el momento se escapara. Hizo el envión inicial y
al mismo tiempo sintió que sus viseras también lo hacían y el aire comprimido
al parecer por toda su vida empezó a escapar. El sonido preliminar se escuchó
como una explosión y continúo como un pito que nunca acababa.
Marco dejó caer la barra tratando de contener el pedo incontenible.
Por supuesto en ese momento perdió la
oportunidad de su vida; de ser el
campeón nacional de levantamiento de pesas... el título que aun ostenta es el
de ser el padre del pedo más largo y hediondo de la historia.
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