Es que hay una niña pequeña que me habita. A ratos sale por el rabillo de mis ojos y se enternece o disfruta con las cosas que mi yo adulta vive.
He mantenido viva esa niña, la he mimado, le he regalado pequeñas cosas que la hacen feliz.
Siempre la veo con ojos de madre y la visto con trajes bonitos, le pongo hermosos zapatitos de charol, y le hago bucles en el pelo hasta que se duerme. Mi niña interior ama que le acaricien la cabeza, que le digan cosas dulces y que piensen en ella.
Ella es tan importante para mí hoy como lo fui ayer. Cuando ella en sus ensoñaciones me intuía.
Yo.
Patricia Lara Pachón
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