Se sentó a esperar desde siempre. ¿Qué era lo que ella esperaba? No lo sabía, pero sentía adentro en su interior que debía esperar sentada pues parada se cansaría mucho más y si se acostaba corría el peligro de dormirse y dejar pasar lo que deseaba. ¿Qué era lo que ella deseaba? Tampoco lo sabía pero adentro en su interior ella sentía que deseaba algo y que ese algo la encontraría sin buscarlo.
Llegaron muchas cosas a su lado pero nunca fueron bastante interesantes como para que ella dejara de esperar y de pensar.
Pasaron tantas cosas por su lado mientras ella esperaba y las dejaba ir sin más, sin remordimientos siquiera pues ella muy adentro intuía que no era lo que ella esperaba y deseaba.
Y siguió esperando ahí sentada. Y los ojos se le opacaron de mirar al vacío y las manos se arrugaron y ya ni lograban asir y los brazos caídos a los lados pesaban tanto.
Y pasaron los años y los años y ella nunca se cansó de esperar pero la vida si se cansó de ella y partió un día a esperar a otra parte.
Las gentes aun la ven ahí sentada sin hablar con nadie, sin reír, sin llorar; esperando que por fin un día se olviden que ella es, fue y será un fantasma.
El fantasma que espera.
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