Y el mundo se fue para atrás al ver la estupidez de las gentes que caminaban sobre él. Eran como bichos rastreros o peor pues se suponía que tenían entendederas. El mundo no podía entender lo que pasaba. Había corrido la voz de que el vivo vivía del bobo y se habían dado a la tarea de robar a manos llenas, de asesinar a los congéneres o de por lo menos hacerlos quedar mal desacreditándolos. Era increíble en serio. Lo peor era que a pesar de creerse inteligentes, no lo eran. Que vergüenza tan grande. Incluso el mundo sin ser el responsable se sentía apenado, apesadumbrado y sintió unas enormes ganas de sacudirse. Pero no un pequeño sacudón. Uno grande, grande. Uno que despachara por los aires a todos los seres humanos. En serio el mundo tenía unas ganas enormes de empezar de nuevo. Animales simples y sencillos. Aves, perros, gatos y otros cuantos más. Amables, generosos y caritativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario