Horripilante
Fue en serio horrible. Ahí estaba yo. Con esos dos personajes. De pronto uno de ellos saca un arma extraña y fantástica, es como el compendio de navajas, cuchillos, espadas y demás cosas filosas. Y para terminar de ajustar brillan intensamente. Cuando menos espero veo la sangre correr... Corre a raudales. Se desliza por el cuello, mancha la ropa impresionantemente rápido. Cae al piso en gotas y luego como si fuera un río que lo destruye todo. Primero y principalmente, la vida. ¡Oh por Dios! La vida se va tan rápido como la sangre que termina por hacer un charlo. El cuerpo cae y al hacerlo la mancha roja aún viva salpica por todos lados. Me miro ahí de pie, estática y se que debo huir, correr pues la próxima víctima soy yo. Corro sin detenerme, corro como loca. Pero en realidad aun estoy ahí, de pie. Esperando el ataque. El cual no se hace esperar y claro... Ahorra la que corre es mi sangre. Mi sangre me abandona y con ella la vida... Mi sangre corre.
Patricia Lara Pachón
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