Nosotras. Incapaces de tener las manos quietas, sin uso, sin darles la oportunidad de crear algo. Así como la mente nos impele a hacer. Nuestras manos están condicionadas a crear. Dios nos bendiga.
Patricia Lara Pachón
Las margaritas de Octavio Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...
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