lunes, 19 de septiembre de 2022

Esa pequeña niña que me habita

 


Es que hay una niña pequeña que me habita. A ratos sale por el rabillo de mis ojos y se enternece o disfruta con las cosas que mi yo adulta vive.
He mantenido viva esa niña, la he mimado, le he regalado pequeñas cosas que la hacen feliz.
Siempre la veo con ojos de madre y la visto con trajes bonitos, le pongo hermosos zapatitos de charol, y le hago bucles en el pelo hasta que se duerme. Mi niña interior ama que le acaricien la cabeza, que le digan cosas dulces y que piensen en ella.
Ella es tan importante para mí hoy como lo fui ayer. Cuando ella en sus ensoñaciones me intuía.
Yo.
Patricia Lara Pachón

Ejemplificante ejemplo

 


Veo al fondo del platito de comida de Bástian una sola, única y abandonada croqueta. Es pequeña. Noto con sorpresa que alimentándose de ella hay unas diez hormigas. Yo les traigo como pereza a esos insectos. Son abusivos y sucios. Me lleno de indignación y decido asesinarlas una a una. Proceso a hacerlo con mucha satisfacción de mi parte. 
Miro bien y yacen al descuido los cadáveres. De pronto veo a una de ellas correr por su vida. Mi instinto me dice: "aplástala". Pero mi sentido común. Que es el más común de mis sentidos se opone, pues cree que es mejor dejar una con vida, para que les cuente a las demás y se alejen. Obviamente los cadáveres de las otras estarán por allí como ejemplificante "ejemplo".
Quizá algún día me decida a contarles porque las hormigas no son de mis afectos.
Yo.
Patricia Lara Pachón

Dos fracturas... dos

Les cuento que gracias a una radiografía que me practicaron hace unos días. Me enteré que tuve una fractura en la muñeca izquierda que sanó sola. Al parecer el hueso quedó desplazado. 

No recuerdo cómo pudo pasar. A lo mejor era aún muy niñita.
Me quedo desconcertada, pues debió doler, inflamarse y quién sabe que más cosas.
Claro que hace unos años me fracturé un dedo y tampoco me dolió.
Bueno... Aquí estoy... Desvelada y pensando pensamientos.
Yo.
Patricia Lara Pachón

Gourmet

 


Gourmet

Gunard, emocionado, siempre le cuenta a la gente que desde los seis supo que quería ser excrementólogo. Y así fue. Ya de adulto, logró desarrollar un sistema de letrinas secas, usadas en países del primer mundo como primer paso para el compostaje a partir de desechos sólidos. Luego quiso hacer más, así que empezó a recuperar los nutrientes de las heces y aguas residuales, logrando producir abonos muy eficientes. ¡Todo un éxito! Aún así, siempre seguía sintiendo que podía hacer más. Esa idea no lo dejaba dormir hasta que, durante el primer año de la pandemia, la vida le cambió por completo. Subiéndose a la ola de las startups del momento, desarrolló su marca y por fin logró llegar a lo que considera su destino. Hoy triunfa con un servicio de catering orgánico de bombones sin gluten ni aditivos. Es famoso, y sus productos exclusivos, muy cotizados en el mercado. Un precio excesivo, podría decirse, para comer pellets de heces refinadas, ¡pero, de gustos y colores, por ahí dicen que no han escrito los autores!
B. Osiris Bocaney 

Lengua viperina

 Así, a simple vista se veía normal. Ya al momento de verla con mayor detenimiento se podía observar la boca torcida en un rictus de quiero eso, debería ser mío, yo lo merezco. Y luego al abrirla, se podía ver una lengua larga, delgada, partida por el medio y tan ágil y rápida como los malos deseos de su poseedora.

Lengua viperina le decían. Y era un calificativo bien merecido y ganado a pulso entre conocidos, vecinos y amigos.
No entendía porque le iba mal en la vida. Pero para tener algo hay que ganarlo. Y la envidia que residía en su corazón le apartaba muchas cosas y personas buenas.
He dicho.
Yo.

Patricia Lara P

Por favor no

 Hace unos días acudí al servicio de atención médica. Tenía mi cita programada y esperaba en la sala "de espera".

Un doctor salía de su consultorio y en voz inaudible llamaba a una paciente. Una vez, dos veces y hasta tres. El hombre regresaba al consultorio arrastrando los pies y con la cabeza gacha.
En la segunda oportunidad llamó poderosamente mi atención ya que según mi criterio parecía muerto en vida.
Para la tercera vez mi mente suplicaba. "Que no me toque con él, que no me toque".
No sé ustedes que pensaran. Pero yo sentí y siento que no debe ser muy bueno en lo que hace, porque le falta vida, le falta pasión para atender a sus pacientes.
No, no me tocó con él. A lo mejor me habría sorprendido.
Yo.
Patricia Lara Pachón

La difunta

 La Difunta


Su muerte fue absurda y ridícula, como su vida toda. Su familia no se sorprendió al ver el rostro de la difunta, distorsionado por lo que debió ser un súbito y profundo dolor, pero adornado con aquella sonrisa triste de la que hacía gala cuando los locos espasmos que la agobiaban de tanto en tanto hacían presa de su cuerpo.  Se acostumbró a vivir con ellos, a dejarse sorprender y bromear a su costa, a que hiciesen parte de su vida, sin que se  convirtieran en protagonistas de ella.  Y así, sucesivamente, fueron haciendo propios y extraños de su entorno cercano, para disfrutar de una tertulia en su compañía, sin dejarse avasallar por los a veces muy inoportunos espasmos que, ya amenazaban con derramar el café dibujando una elipse en el aire con la taza entre uno y otro sorbo, arrojar el teléfono celular por los aires, o bien hacerle ver como si quisiera saltar de la silla con un afán levitatorio que para nada obedecía a su voluntad. Sí, se adaptó incluso a las novedades de su aparición y optó por sonreír con cada "estreno", a pesar del dolor ante cada conquista que lograban, haciéndola consciente de músculos y articulaciones cuya existencia, de no ser por el dolor o por aquellos súbitos movimientos y chasquidos, ni siquiera recordaría conscientemente.  También de eso se mofaba, mientras le era posible pues, cuando creía que ya no tenía un lugar de su cuerpo para invadir, ¡zas!, un nuevo espasmo conquistaba el territorio desconocido que ya se le hacía su cuerpo.  Y allí apoltronada en uno de sus sillones favoritos, tal vez mirando la montaña y disfrutando de su brisa fresca, o escudriñando las verdades y mentiras de un documental, posiblemente la sorprendió el más letal de aquellos "estrenos".  Allí, desde su etérea nueva vida, observa el cuerpo cansado, compañero de aventuras y desventuras de tanto tiempo que yace inerte con una rotación cefálica de casi ciento ochenta grados.  Lo mira y sonríe.  Y en el aire resuena su última y primera carcajada burlona, mientras una ráfaga de viento azota puertas y ventanas en todo el edificio.  

*Final 1*
Descubre que la brisa la bambolea, la estremece, pero no hay dolor.   En un vuelo suave envuelve a sus amados, que celebran la vida de esa a quien por acuerdo tácito nadie llama por su nombre y a la que se refieren como "La Difunta".  En amorosa despedida les acaricia y, mientras sonríe y les abraza, se vuelve una con la energía universal.

*Final 2*
Y cuentan los vecinos que, en noches de luna nueva, cuando nada alumbra el cielo y la oscuridad campea en el viejo edificio de apartamentos, con cada ráfaga de viento que sopla al caer la tarde, se oye su risa histérica por los pasillos y el frío cala hasta los huesos. Nadie dice su nombre, pero todos saben que es ella, "La Difunta" en su diario recorrido.

B. Osiris Bocaney 

Eres

 Este lo escribí para Greis hace días:


Eres

Mi luna, mi sol
mi plenilunio inspirador
y mi eclipse favorito.

Eres 
perseidas de sonrisas, 
acuáridas de suspiros.

Eres
agujero negro de mis incertidumbres,
tierra firme para mirar
y disfrutar el universo.

Eres,
en pocas palabras,
el Norte y el Sur de mis afectos.

B. Osiris Bocaney 

Nocturno I

 Nocturno I


Él le pidió, entre besos y suspiros, que perpetuaran la entrega de sus noches de pasión. Ella, ilusionada, empacó rápidamente algunas prendas, unos pocos accesorios y se dispuso a partir junto a su amado.  Al despuntar el alba, entre sábanas revueltas, él despertó

B. Osiris Bocaney 

Diluvio

 Diluvio

Caen a borbotones
en húmeda avanzada 
que rocía la ciudad.
Caminan a prisa 
los transeúntes rezagados,
las vestiduras empapadas,
la voluntad ardiendo -o no-
y la pausa,
ocio paternal obligado,
compele al pensamiento.
Llueven sin cesar
las ideas que pendian del hilo del tiempo.
Es el diluvio... que se desgrana,
del río de la cavilación,
al largo cauce de la incertidumbre que,
como la fría niebla de esta tarde gris,
es promesa en claroscuro de un nuevo tiempo
(¡quién sabe, si mejor o peor!)
Llueve.
Y, si el temporal amaina afuera,
adentro, en los oscuros rincones 
de este páramo que soy, las nubes negras campean... ¡Y llueve!

B. Osiris Bocaney 

Obligatoria la caridad

 No entiendo en qué momento se volvió obligatorio hacer caridad.

Pasa un tipo vendiendo papelitos con la virgen. Le digo que no me interesa, entonces me pide que le dé algo de dinero pues es "desplazado". Le digo de nuevo que no. Así que agrega que tiene sed y hambre. Que le dé comida. Respondo de nuevo que no y me mira asombrado. Entonces me dice que Dios me bendiga y me multiplique el dinero y los alimentos. Cómo no respondo nada él mismo dice "amén para las ánimas del purgatorio".
Me quedo pensando pues pensar es una de esas cosas que hago. Prefiero alimentar a mi familia y a mis conocidos.
¿En serio que sucede con esas personas?
En qué momento se volvió obligatorio mantener extraños. 

Patricia Lara P

Margot y el cumpleaños

 Margot y el cumpleaños (Causa y Efecto)


Entre cantos y felicitaciones, Margot sopla las velas. El vino es bueno, los pasapalos y la compañía también; son pocos quienes le rodean en la celebración, sus afectos más preciados y cercanos.

La conversación salta de uno a otro tópico común en las celebraciones de natalicios, hasta que, al calor del vino se dicen verdades -o ingratitudes- inconfesas.  Margot defiende su punto, ríe, alega, -¡ustedes ni saben..!- espeta, cuando se refiere a las vivencias de su pasado, poco edulcorado, a pesar de los años transcurridos.

Por un momento se va hacia el ventanal y, entre un sorbo de la primera copa de vino tinto que aún no se acaba y un suspiro, abre la puerta a la remembranza; esa a la que siempre evita atender porque las ocupaciones del día a día piden más atención.

Al fondo de la calle ve con ternura a una niña cuya mirada silente le  habla de verdades y dolores no contados. Es el encuentro furtivo y fugaz  con una niña interna que aún está herida y de una mujer que creyendo haber sanado, se voltea a verla para descubrir, sorprendida y triste, que aún está convaleciendo en ese pasado que se hace presente en esa mirada mutua; un encuentro -tardío para una, muy temprano para la otra- en el que se ven, se entienden, se saben una, y dos, causa y efecto. Margot la deja ir con la niebla suave de la calle (¿o de sus ojos?), sonríe y canta, tararea un bolero que, dice, aprendió en su niñez... Canta y sonríe, a sabiendas de que ahora son dos las tristezas ocultas bajo sus ojos café. Come pastel y suspira para enfocarse y encontrar, entre los recuerdos amargos la dulzura del pastel, ¡del  momento!

B. Osiris Bocaney 

Cada vez que pienso en ella

 Cada vez que pienso en ella

siento un dolor tan profundo
tan callado
que además de que no quiero, no sabría cómo expresar.
Y pienso en esos cabellos largos
rubios
en ese dedo en la boca
en esa mirada larga
que no ve nada afuera
que flota en esos mares que no se atreve a dejar fluir
Cada vez que la recuerdo
que pienso en ella
me duele tanto
Y hoy que la miro desde acá
desde la mujer que soy
debido a lo que fui
yo quiero consolarla
consolarme
Y desearía hoy
haber sanado sus heridas
para no cometer los mismos errores
no conmigo
con los otros
Cada vez que pienso en ella
en mi
me duelo mucho
Y las heridas que sanaron superficialmente
sangran.

Patricia Lara P

Hormigas abducidas

Estoy poniéndole agua a mis plantas. De pronto veo que una hormiga camina por la vasija. Al parecer estaba en una de mis matas y accidentalmente fue abducida. Voy a la cocina y pienso que al volver la voy a dejar en algún sitio de mi jardín. 

La olvido, pues todos esos pensamientos son momentáneos. Al regresar por más agua, veo dos hormigas flotando en ella. Me digo: "Ahora caerán y no terminarán ahogadas las pobres."
En éste momento no se que fue de ellas. Estoy preocupada. 😕🥲😉
Fin.
Posdata.
¿Qué pensaran de mi las hormigas?
Yo.
Patricia Lara Pachón

Harta o loca

Se hartó de vivir con la gente, de soportar su olor y su conversación insulsa.

Muchos creyeron que estaba loca. Yo creo que era un ser superior y sublime.
La gente, qué haremos con la gente.

Patricia Lara P

Las oportunidades

Las oportunidades están ahí. Las puedes tomar. Hay buenas y malas. No existen las intermedias. Uno va por la vida eligiendo. No se puede tener todo, pero puedes tener lo que decidas.

Así, que lo que eres ahora y lo que serás después, dependió y dependerá de ti únicamente.
Haz lo que te haga feliz, pero procura no ser la infelicidad de nadie. Eso del karma es real.
Ah, al final... No te arrepientas.

Patricia Lara P

Me dices que te vas

Me dices que te vas, que he sido mucha vida malgastada.

Que las caricias se murieron de hastío en tus manos.
Que las miradas cansadas de mirar se dirigieron a otras que si ansiaron y como mariposas en vuelo hasta ellas llegaron.
Me dices que te vas, que no hay retorno. Que si algo hubo, murió hace ya años.
Yo, dejó de respirar unos segundos porque el golpe fue artero.
Adiós, y es un respiro. El último de todos, porque en ese momento moriste para mí, ya no hay retorno. 

Patricia Lara P

Mi tristeza

 Mi tristeza  Se dibujará sólo un instante en un brillo o en un oscurecimiento de mi mirada. De ahí en más. Si alguna vez acaso, se asoma po...