lunes, 30 de agosto de 2021

Patatús

 Patatús  


Lo último que recuerdo fue haber resbalado. Alguien me pidió una botella que estaba a mi lado. Me puse de pie, la tomé en la mano y caminé al frente. Estaba tan distraída que olvidé que llovía a cántaros, que el suelo estaba tan húmedo que parecía jabón, tampoco percibí o recordé el escalón fatídico.
En un minuto ambos pies estaban en el aire y yo solo atiné a pensar al tiempo que lo hacía... "Me caigo".
Al cabo de un tiempo abro los ojos. No reconozco a nadie. Porqué mi familia no está a mi lado. ¿Qué pasó con mi esposo? ¿Mis hijos?
Una chiquilla de unos 10 a 12 años grita.  "Mamá, la abuela se despertó".
Horrorizada no sé que hacer. Culpo al padre de mis hijos de aquella mi desgracia. Cómo es posible que hiciera oídos sordos a mi petición constante. "No me mantengas conectada a nada" "No me resuciten" "No me mantengan con vida mientras el mundo a mi alrededor cambia".
Cierro los ojos pidiéndole a Dios que me lleve. Junto mis manos y oro porque todo acabe de una vez.
Finalmente escucho las carcajadas... Y entiendo que he sido víctima de una chanza que muy seguramente yo habría hecho.

Patricia Lara P

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