lunes, 30 de agosto de 2021

Fuego distópico

Fuego distópico


En la atalaya del refugio el viento sopla un halo, que, aunque condensado, no deja de transmitir un frío petrificante.  Anaís, una luchadora incansable y sobreviviente por excelencia, descansa al final de un día de construcción y ardua recolección.  

Piensa en la próxima jornada -que será de caza y pesca- sentada en su poltrona con miras al Valle Ragjwald, disfruta de la seguridad temporal de su refugio de carbón vegetal, que en las noches se mimetiza con la oscuridad circundante, para no captar la atención de invasores o depredadores.  Está cansada y contenta, muy satisfecha de tener suficientes avíos, de cara a la tormenta eléctrica que se avizora en el horizonte y que seguramente la alcanzará en unas ocho horas.  Mira hacia la lejanía, se deleita en el silencio y enciende un cerillo para darse lumbre y encender el fuego, cosa que no siempre hace pues los sensores térmicos de los invasores que merodean el Valle podrían detectarlo.  Un ruido en el exterior rompe la calma reinante, la distrae. En segundos el refugio arde, el carbón resultó ser muy combustible (con la momentánea alegría, olvidó hacer el análisis de comburentes presentes en los materiales).  Debe bajar prontamente al sótano y tratar de salvar sus actuales reservas, pero ya el fuego se ha extendido.  Los altos niveles de saturación de oxígeno en esta zona aceleran la combustión y en la noche iluminada únicamente por las intensas llamas, todo está perdido.  Nada queda en la despensa. ¡Sí, ya aquí no hay nada más que hacer!

No hay tiempo para lamentos ni remilgos, es hora de partir. Todo ha terminado, todo inicia.  Comenzar demanda atención y hay que construir un refugio mientras las noticias vuelan, antes de un nuevo ataque. Sintoniza una emisora y oye nuevas noticias de la pandemia, la cuarta ola ya se hace  presente en algunos países, el distanciamiento continúa, no llegan las vacunas y hay que distraer la soledad.
Unos cuantos clicks serán suficientes.  ¡Allá vamos nuevamente!

B. Osiris B.

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