viernes, 30 de enero de 2015

Como que me espantaron





Escuché la llave introducirse en la chapa de la puerta del garaje, escuché también,  el rechinar característico de las bisagras oxidadas.  Luego sentí la puerta de la sala abrirse.  El gato recostado en mi cama, levantó la cabeza; miro a la puerta de mi cuarto.  Hice lo mismo… y nada.  No vi a nadie entrar y saludar como siempre.  Esperé un poco pues a veces toman algo en la cocina antes de subir… Nada.  Bajé y recorrí la sala, la cocina, observé el patio, fui al cuarto de ropas.  Entré al baño.  Nada.
Estoy sola.  Nadie ha llegado pero igual estoy segura que alguien me visitó hace un rato.

Patricia Lara P.

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