sábado, 25 de febrero de 2012

Catira

Eran tantos y tan variados los dolores que ella desistió de decir que le dolía la espalda o el cuello y que le dolía la rodilla o la pantorrilla por decir plena y sencillamente que le dolía. Y es que a ella le dolía tanto y todo que la vida misma era un solo dolor.
Dolía pensar en el pasado tan doloroso y también imaginar el futuro plagado de sueños y de dolor también. No se veía en un futuro cercano sonriendo feliz sin un dolor constante en algún lado del cuerpo.
Se portó regular y medio toda la vida pues a veces la malparidez la embargaba y se sentía frustrada y desolada y maldecía a ratos pero eso a mi particularmente me parecía normal. Anormal fuera que no lo hiciera pues era una mujer que sufría y estaba viva. Claro que si algún día algo no le doliera pensaría que estaba muerta y frente a esta disyuntiva prefería sufrir el dolor eterno y constante a no sentirlo e ir a parar a los pies de alguna deidad.
Ella sentía que tenía muchas cosas que hacer y qué decir solo que el dolor la embotaba de tal manera que ni decir podía y si se trataba de escribir pues tampoco ya que el dolor le impedía por un lado pensar y por el otro teclear...!Jodida la vida!
De todas formas ella se despertaba día tras día y cumplía con cada uno de los detalles que ella misma se imponía pues a pesar de todo vivir era lo mejor y no desaprovecharía ni un minuto de su vida para entregarse como solo ella sabiamente sabía.

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