¡Y pensar que no conozco Damasco!
(Damasco en mis pensamientos)
No lo conozco y no recurriré a las argucias de la navegación virtual para lograrlo. Ésa no es la idea… En un sencillo ejercicio de imaginación, simplemente diré que se me antoja tranquilo y fresco… acogedor. Como uno de esos viajes de mi infancia a Villa de Cura, pero sin tanto sol ni tanto calor… sí con las aves y los papagayos –porque aquí las cometas son “papagayos especiales” y no cualquiera los hace-, sí con la brisa fresca y un cielo azul que invita a querer ser pájaro y volar lejos. ¡Damasco me invita a abrir los brazos, a mirar al cielo, a respirar profundo!... ¡Y pensar que no conozco Damasco!
B.Osiris. B.
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