Ella siempre dijo que detestaba el frío...
Y el rubor de sus mejillas
coloreó cada flor del valle
y el ardor de afectos
incendió muchos hogares...
su risa, brasa al viento,
incendiaba corazones...
Y ardió entre briznas
que volaban a lo lejos
e incendió de amistades
un mundo frío de pantallas y teclados...
Y fue fogata de alegrías, risas, poemas y palabras...
Un incendio de cariño que nadie pudo apagar.
Hoguera de esperanzas refulgiendo en cada mirada, en cada palabra, Cada sonrisa.
Sus últimos momentos los vivió feliz entre las llamas.
Y el mundo, se iluminó con la tea de su faz sonriente.
B. Osiris B.
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