Crecí en un barrio muy pobre. Nuestra casa fue entregada porque fuimos damnificados debido a haber sobrevivido a un terrible deslizamiento de tierra. Al ser una comunidad de tan escasos recursos había muchas criminalidad. Mamá nos criaba sola. Éramos varios niños y ella temerosa de que nos sucediera algo malo o terminaríamos en "malos pasos" nos hacía estar en casa antes de las seis de la tarde. Nos daba la comida y nos hacía meter en la cama inmediatamente después. Ella encendía la radio y nos dormimos escuchándola.
Creo que mi gusto por el misterio, el terror e incluso esa imaginación desbordada que me acompaña proviene de todas esas noches. La hora del terror era mi favorita. Aun tengo en mi memoria algunos de esos relatos y los revivo con gusto a pesar de que nuestra familia no pasaba en ese tiempo por buenos "tiempos".
Aquí estamos, vivos.
Patricia Lara Pachón
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