Son pequeños triunfos que pocos sabemos descifrar. Abrir los ojos, sentarse en la cama, poner los pies en el suelo, caminar al baño. Ducharse, comer, hacer todas aquellas cosas que debemos y por supuesto también las que queremos. Dejar que el sol y el viento nos acaricien. Pensar con mediana lucidez. Ver los rostros de los otros y el propio con caridad y afecto. Estar vivos y sanos a pesar de los daños.
Milagros cotidianos que no siempre apreciamos y agradecemos.
Bendiciones mis queridos amigos.
Patricia Lara P
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