Lo vi apaciblemente dormido. Sí, estaba pálido, algo azulado. Pero me pareció normal debido al frío matutino. Me aproximé despacio temiendo despertarlo. Abrió los labios un poco y fue ahí cuándo una mosca verde tornasolada salió de entre ellos. Después fueron muchas, muchasísimas más. Hicieron erupción con ellas infinidad de gusanos, blancos, brillantes y sinuosos.
Mi estupor fue tan grande que un alarido inteligible salió de mi pecho, de mi cuerpo.
Que puedo decir yo que ustedes no imaginen. Nada, que las pesadillas no paran, que pensar en dormir me aterra, que tengo tanto terror que prefiero morir a seguir viviendo con tanto miedo.
Patricia Lara
No hay comentarios:
Publicar un comentario