Ella le preguntó a la blanca y dorada margarita si él la amaba. Una a una fue arrancando con sus delicadas manos los pétalos albos repitiendo a viva voz.
Me quiere y sonreía
No me quiere y palidecía
Entré menos pétalos blancos quedaban la voz febril salía.
No me quiere
Me quiere
Repetía.
Ya al final
Al expirar la hermosa margarita
Un sollozo salió de la garganta de la linda niña.
Un suspiro ahogado y un golpe seco.
-Ambas al tiempo-
Partían.
Patricia Lara P
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