jueves, 30 de octubre de 2014

El último beso




Aquel día funesto, conocedora que recibiría  el último beso que él le daría.  Lo recibió con gusto, sin prisa.  Lo saboreó despacio y antes de que se disolviera en un recuerdo o en un suspiro, con las manos lo agarró.  Corrió al jardín apurada y en una maceta previamente  preparada con amor y gran cuidado; ella  lo depositó.  Con tierra muy abonada cual cobija lo cubrió.  No fue necesaria agua pues lágrimas de dolor, abundantes le brotaron y remojaron la tierra, que con amor sin igual, acunaban aquel beso; ese su beso final.
Al cabo de un par de días, de cuidar y remojar vio con asombro sincero que de la tierra brotaban un par de hojitas minúsculas con forma de corazón. Que fueron creciendo iguales, entrelazadas y bellas, al cabo de un mes exacto la plantica floreció.  Una flor de un rojo intenso que como labios se abrió.
Patricia Lara P.

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