Lloraba tiernamente mesándose las manos. Sentada en el sofá de la sala y moviéndose como si de una mecedora se tratara. ¿Por qué lloras? Pregunté. Y con la dulzura que la caracterizaba respondió: Porque el pájaro canta, “se la llevó, se la llevó" ¡Acaso no lo escuchas!
Prestó atención
entonces y ahí fue que lo oyó. En realidad el trino era lastimero y se
escuchaba como que lo decía.
Ella agregó entonces.
"Cada vez que él canta, alguien se muere". Me pareció muy
lógico el asunto. Todos los días por lo menos una persona, seguro muere. Ese día por cierto, no se
fue nadie conocido, ni de la familia.
Muchos años después, por
cierto. El ave nefasta cumplió y se llevó a su hermana. Ahí fue cuando ella recordó la mañana aquella
en que el ave le anunció su partida.
Patricia Lara P.
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