lunes, 6 de octubre de 2014

Caminando hacia Dios



Yo creo en Dios por encima de todo en el mundo y no lo siento así mismo como un Dios sino como mi padre amoroso. 
Yo nací en un hogar católico frío que se fue calentando -obligatoriamente-  cuando mi hermano decidió hacerse sacerdote.  No por él, por supuesto, sino por mi mamá que sintió que Dios la estaba de alguna forma juzgando y perdonando de todos sus pecados.
Ella cambió y ahora vive orando o rezando o purgando culpas y tratando de que perdonemos sus errores.  Pero en mi caso en particular soy consciente de que soy la mujer que soy gracias a ella -lo bueno, lo malo- de ella y claro, mío también.
No sé si me hago entender, pero esta relación familiar fue muy traumática y me marcó y me duele en el alma todos los días de la vida.  Pero sé que debo vivir con ella y dar gracias también por eso.
No voy a misa, no comulgo, no hago oraciones como tal.  Yo siento que mi relación con Dios es directa y que me ama entrañablemente a pesar de todos mis defectos pues él nunca me ha desamparado y me lleva bajo su sabia mirada.
Mis hijos tienen libertad de pensamiento y estudian mucho y leen y toman sus decisiones a sabiendas de que jamás deben dañar a otro teniendo el claro conocimiento de que lo hacen.  Es como lo principal y básico para mí.
Yo creo que hay muchos caminos pero un solo Dios verdadero y siento que la mejor forma de dar su testimonio es tratando de hacer las cosas lo mejor posible.
Patricia Lara P.

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