Mientras la linda ovejita
Tiernamente balaba reclamando a su mamá
un escuálido lobo oculto en la
maleza
las esperaba para poder merendar.
A la pequeña ovejita imaginaba jugosa y
tierna
y a la madre suponía; deliciosamente
ingenua.
Cualquiera de las dos estaría bien
para saciar el hambre que mal le hacía;
al hacerlo el pobre lobo salivaba sin
parar
Y fue tanta la saliva y fue tanto el
descontrol
que con ella se ahogó y al hacerlo,
tosió.
Lo escuchó la mamá oveja y llamó a su
patrón
con chillidos lastimeros y llenita de
pavor.
El amo acudió al instante y sin mucha
dilación
sacudió al pobre lobo hasta que él se
cansó.
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