domingo, 11 de noviembre de 2012

Aventuras y desventuras de una motita de algodón

Érase una vez una motita de algodón que se cansó de ser blanca y seca. Se impregnó de acetona, se embarró de esmalte rojo... ¡y fue feliz por siempre!
B. Osiris B.

Érase esta una motita de algodón que se sintió harta de estar siempre impecable, impoluta y de introdujo con cuidado en una toalla higiénica y desde que fue usada anda triste pues siente que era mejor ser casta y pura.
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Érase que se era una dulce motica de algodón de azúcar que agotada un día de endulzar la vida de niños, grandes y extraños se introdujo en la muela coca de una elegante señora causándole tal dolor que se la tuvieron que extraer tan rápido que voló por los aires y fue a parar a la papelera del consultorio y de ahí al basurero municipal en donde llora todos los días contando los días felices que vivió en muchas ferias y en muchas ciudades. Hoy se arrepiente, suspira y llora.
Patricia Lara

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