jueves, 10 de junio de 2010

Pensamientos

La seriedad no riñe en ningún momento con la alegría, con el deseo de reír y de ver lo mejor entre tanta podredumbre que nos rodea en la actualidad.

Soy una mujer inteligente aun cuando tú no lo creas pero no deseo vivir amargada, con la cara arrugada y con surcos de lágrimas en mi rostro. Prefiero tratar de hacer lo mejor que sé hacer y es acompañar, ser solidaria, afectuosa, entre otras muchas cosas.

Si vieras lo querida que yo me siento, donde llego encuentro rostros que me sonríen y caras de felicidad nada más por saber que no llego con quejas ni dolores, trato de sacar lo mejor de mí y de los otros.

No es que no sepa que hay hambre en el mundo y que la igualdad no existe ni existirá pero no hago nada solo quedándome sentada quejándome y putiando al resto del mundo. Si deseo cambiar algo debo hacerlo. Y el cambio inicial es personal. Uno no puede pedirles a los demás que cambien si no está dispuesto a cambiar primero y dar ejemplo. Uno no puede pedirles a los otros que ayuden si uno no se ayuda ni a uno mismo.

La vida no es sentarse y verla pasar, la vida hay que vivirla y se vive desde muchos y variados momentos y facetas.

La crítica puede destruir y construir y para eso hay que saber criticar y para criticar hay que saber hacer lo que deseamos criticar.

Mejor dicho, me extiendo mucho y yo tengo mucho que hacer, mucho que construir, mucho que leer, mucho que escribir y además tengo que atender los míos.

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