domingo, 16 de junio de 2024

Perseguida

 Salí de la casa cabizbaja. No sabía que pensar de lo que acababa se suceder. Tomé de prisa el sombrero, la bufanda y el abrigo y al salir di un portazo. Ni sé porqué lo hice. Igual me hizo sentir más fuerte y poderosa, esa mínima y agresiva acción.

Caminé despacio, respiré profundamente. De pronto percibí una sombra a mi espalda. Me detuve y miré. Nada. Caminé de nuevo y ahora no solo sentí por el rabillo del ojo la sombra, sino también escuché unos pasos leves. Casi arrastrados. Caminé más de prisa y prestando aún más atención. Sentí que quien me seguía caminaba más de rápido también. Ya no se cuidaba de no hacer ruido e incluso de ocultarse. Igual yo no sabía quien podía ser pues no me atreví a mirar atrás. Corrí... Se me dificultaba hacerlo debido a las cosas que llevaba encima y a los zapatos de finos tacones que se enterraban en las hendiduras del pavimento. Decidí entrar en la calle más próxima, me quite el abrigo y lo arrojé al rincón más oscuro que vi. De todas formas los tacones además de incómodos hacían más ruido del conveniente para escapar de quien me perseguía. Me los quité de prisa y lo más silenciosamente posible. Los dejé en el camino. Sentí un corte profundo en mis pies descalzos. De todas formas seguí corriendo.  El dolor era intenso y ahora sangraba y cojeaba dejando una huella brillante.  Me envolví la bufanda en el pie y fue más complicado aun correr. Sentí que en cualquier momento mi perseguidor me daría alcance. Así que me arrojé al piso, al lado de un habitante de calle. Me abracé fuertemente al hombre que apenas si se acomodó para dejarme espacio.  Traté de controlar la respiración para no llamar la atención de mi perseguidor. Me quedé quieta y con los ojos cerrados.  Sentí que alguien pasaba por el lado mirando fijamente. Pero siguió de largo. Respiré de nuevo profundamente y me dispuse a desandar el camino corriendo como si no hubiera un mañana.

Patricia Lara Pachón 

Me despierto

 Me despierto

Como me despierto hoy en día
Asustada
No se
Tanta impredecibilidad 
Me espanta
¡Dios mío!
En serio yo no sé 
Porqué "elegí"
Estos tiempos "interesantes"
Me gustaría 
Correr
Salir corriendo
Llegar a una playa
Instalarme allí 
Vivir plácidamente 
¡Ay por Dios!
Añoro dormir tranquila
Y despertarme
Sin miedo.

Patricia Lara Pachón 

Y tengo miedo

 Y tengo miedo. No tenía idea que me iban a tocar vivir "tiempos tan interesantes". Cuando estaba joven. Aun no soy una anciana por supuesto.  Pero cuando era más joven aun, pensaba que al llegar a ésta edad todo sería paz y tranquilidad. Me visualizaba sentada en una silla tejiendo, bordando, leyendo o sencillamente pensando. Quizá recordando las vidas pasadas. Es que no las puedo percibir como una sola, lineal. Me imaginaba transcurriendo cada bifurcación, cada recodo, yendo a cada rincón de mi pasado.

Y resulta que ahora. La vida me sorprende con tantas situaciones. Con tanta "impredecibilidad" y al parecer uno.  No está preparado para el cambio, yo no estoy preparada.   -Aún cuando el cambio es la constante-.
Y tengo miedo de descubrir que la vida como la conozco ya no va a estar más. Que los monstruos se ocultan en cualquiera y que cualquiera de ellos puede hacer que yo tiemble como una hoja al viento. Y que tema desprenderme del árbol y volar por ahí sin saber a dónde iré a parar. Puede ser un buen sitio y puede ser quizá que eche raíces y puede ser también que al renacer todo sea bonito. También es posible que caiga en un lodazal y me convierta en lodo o en arcilla. No se. 
Lo cierto del caso es que tengo miedo de todo aquello que pueda suceder e incluso de aquello que nunca pasará.
Valoro tanto la tranquilidad que es eso justamente lo que más deseo. Tantos cambios me llenan de congoja. Pero debo admitir también, que no soy de las que se amilana. No, yo soy de las que enfrenta el cambio y sigue con la cara al viento, despeinada y feliz. 

Patricia Lara Pachón 

Un serio asesino en serie

 Este era un asesino en serie tan serio tan serio que gustaba más el invierno que el verano. Luego, como hasta lo que gusta cansa. Decidió que tanta lluvia y pantano le aburrían. Buscó entonces un país del norte y llegó a allí mientras nevaba. Consiguió su primera víctima, se adentró en el bosque y qué creen. Se murió congelado jajajajaja. Creo que me estoy volviendo más boba que antes jajajajaja

Patricia Lara P

Caín

 Respiraba agitadamente. Su pecho subía y bajaba tan rápido que sintió que debía llevarse las manos al pecho y con ellas sostener su corazón que se le quería salir. Empezó a tomar posesión de su cuerpo. Respiró profundamente y exaltó despacio. Lo hizo por un lapso de tiempo tal que logró serenarse. Por lo menos eso parecía. En realidad su mente iba a mil. No sabía que pensar y mucho menos que hacer. A sus pies, sangrando copiosamente estaba Abel. Su hermano. El preferido de sus padres, de Dios.

El miedo que lo había embargado había cedido su lugar a una paz increíble. Su destino trazado desde antes de nacer se estaba cumpliendo por fin. Ahora ya no se llamaría Caín. Nombre maldito por los siglos de los siglos. Sería en adelante el mal llamado "judío errante". De ahora en más recorrería los caminos sin temor alguno. Su simiente poblaría la tierra y sería inmortal. No solo porque nadie podría darle muerte sino también por su creciente estirpe.
¿Castigo? No necesariamente, vivir eternamente es el sueño de muchos y los científicos se esmeran en encontrar la cura de la vejez.

Patricia Lara P

Pocas veces lloro

 Lloré a mares cuando leí la taberna de Emile Zola. La parte en la que el borracho maltratador mata a la madre mientras los hijos tiemblan y luego a la niña, su hija que la "reemplaza" en las labores de la casa y cuidado de los niños. Lloré cuando se murió de amor María de Jorge Isaac. Lloré y aún mi alma llora cuando se murió Gustavo Adolfo Bécquer Lara, mi gato. Otras veces he lagrimeado un poco... Solo una lágrima o dos.

Patricia Lara P

¿Escribir es sufrir?

 ¿Escribir es sufrir?

Bueno. Debo empezar por el principio. Empecé a escribir para entender a los otros y luego me di cuenta que si acaso lograría entenderme yo. Así que no tengo una línea sobre la cual escribir. Yo escribo de todo aquello que me sucede a mi, lo que le sucede a mis conocidos, sobre lo que leo o veo, sobre lo que me toca de alguna manera. Escribo con apasionamiento ya que no entiendo otra manera de hacerlo. El sentimiento más mínimo para mí es pasión. Porque es algo que me toca, y por lo tanto me inspira.
Yo no sufro al escribir y si así fuera, como disfruto escribir no puede ni debe ser entendido como sufrimiento.
¿Cuándo sufro? Cuando pasan dos tres días y mi musa no llega y no logro hilvanar dos líneas consecutivas.

Patricia Lara Pachón 

De gustos y disgustos


 Crecí en un barrio muy pobre. Nuestra casa fue entregada porque fuimos damnificados debido a haber sobrevivido a  un terrible deslizamiento de tierra. Al ser una comunidad de tan escasos recursos había muchas criminalidad. Mamá nos criaba sola. Éramos varios niños y ella temerosa de que nos sucediera algo malo o terminaríamos en "malos pasos" nos hacía estar en casa antes de las seis de la tarde. Nos daba la comida y nos hacía meter en la cama inmediatamente después. Ella encendía la radio y nos dormimos escuchándola.

Creo que mi gusto por el misterio, el terror e incluso esa imaginación desbordada que me acompaña proviene de todas esas noches.  La hora del terror era mi favorita. Aun tengo en mi memoria algunos de esos relatos y los revivo con gusto a pesar de que nuestra familia no pasaba en ese tiempo por buenos "tiempos".  
Aquí estamos, vivos.

Patricia Lara Pachón

Como ratas

 

Uno a uno fueron cayendo como ratas. La vida les cobraría con creces todo el dolor que le habían causado a esa niña y en ella a la humanidad entera. El pueblo se llenó de fantasmas. Las calles polvorientas, la paredes antes encaladas ahora cubiertas de lama y de hollín. Puertas apenas sostenidas por el viento. Lo único que podían esperar era morir rápido.  Pero no, eso no les sería concedido. 

Patricia Lara Pachón 

Buenos dias

 Y entonces el sol se estiró mucho, mucho. Se restregó un poquito los ojos. Bostezó largo y profundo. Lagrimeó y con la punta del dedo se retiró una lágrima. Sopló y ella se desvaneció en particulas ardientes. Se levantó de su cama y entró a la ducha. El agua se evaporaba al instante, así que se hizo algo así como un lavado en seco. Procedió a abrir la puerta y salió. Buenos días dijo. Y empezó a caminar despacio recorriendo el universo. ¡Ah vaina pensó! Esto es como un deja-vu. Ayer justo... Hice lo mismo. Al cabo de un instante la vista era tan bella que olvidó lo que acababa de pensar y se dedicó al disfrute.

Buenos días.
Yo, aquí... Imaginando cosas.

Patricia Lara P

miércoles, 8 de mayo de 2024

Veo

 

Veo esas paredes de bahareque, blancas. Puerta roja a juego con la única ventana. Veo a María la O con sus ojos brillantes, su sonrisa y su bendición pronta. Veo la sala alcoba en la que gozo del rincón de su cama. Veo el comedor solitario casi siempre pues comíamos en cualquier lugar que nos gustara. Veo el fogón de leña, las ollas cargadas de hollín, conteniendo la comida mas deliciosa de la historia.  Veo -siento- el calor en el pecho y la alegría de sentirme amada y cuidada por ella, por mi abuelita... siempre... (incluso hoy).

Patricia Lara P.

Los muertos

 Los muertos 


Los muertos tienen ese vicio de no irse del todo. Aparecen de pronto gracias a un olor, a un lugar, a un color, a un alma similar.
Los vemos en los ojos de extraños o cercanos. Un cuerpo que se aleja es el de él, el de ellos.
Mientras los recordemos y nunca dejaremos de hacerlo. Ellos estaran ahí.
Alegrando, acompañando, aconsejando, doliendo.
Los muertos tienen el vicio de la vida. Les encanta vivir. Ahí en nuestra mente... En nuestros corazones.

Patricia Lara P

Dejándome sorprender

 

Durante mucho tiempo hablé muy poco o nada con la gran mayoría de personas.  Me sentí casi siempre fuera de lugar.  Me dediqué a leer y a vivir las vidas de todos esos personajes de los libros.

La gente no me interesaba. Los temas superfluos menos.
Viví una vida interior profunda. Pero a la vez ingenua. Uno a éste mundo no vino a vivir sólo.
Casi nadie me interesaba. Fuí a la escuela, al colegio, a la universidad y si tuve un "amigo" en cada escenario fue mucho.
Hoy por hoy estoy tratando de abrirme, de dejarme sorprender por el mundo y por sus gentes.
Ahí voy. He conocido personas de toda clase, y cada uno en su "interioridad" es diferente. Me he dado cuenta que nadie es completamente bueno o malo.
Qué no me gusta... Tener que escuchar a algunas personas hablar a las espaldas de los otros. Y no ser capaz de decirle a la gente en su cara lo que le molesta.
Cuantas cosas se solucionarían si dejáramos las máscaras y llamáramos al pan, pan.

Patricia Lara P

Aquella que en el espejo le sonreía

 

Entró al baño. Con no poco asombro vio aquella anciana que le sonreía.  Respondió igual con otra sonrisa y además voleó la mano. La mujer al frente también lo hizo. Se sintió entonces en confianza y empezó a contarle su día. Habló de sus hijos, de su esposo. La otra mujer era igual de locuaz y también hablaba y sonreía con picardía. 

Al cabo un rato una carcajada salió del baño. 
Le preguntamos con quien hablaba y dijo que con una señora en la ventana. Nos acercamos a verla y ella cándidamente nos señaló el espejo.

Patricia Lara P

La Luna


Pensaba que estaba sola pero la luna me observa. Así como al descuido se cuela por la ventana. No me quita su luz de encima. Quiere saberlo todo de mi. Quiere reconocerme. Meterse en cada uno de mis pensamientos y quizá entenderme. Seguro no lo logra. No yo misma lo hago.


Patricia Lara P

Ignorar no es un delito

 Ignorar no es un delito, ni siquiera una contravención. Lo malo es no tener intención de aprender. De aclarar ideas. De tan siquiera cuestionarse algo... O todo.

No porque yo piense deferente soy ni bruta ni ignorante. Solo soy una persona que no piensa como usted o como aquel otro.  Porque sencillamente nuestras vidas han sido diferentes. No hemos leído lo mismo, estudiamos cosas diferentes y tampoco nos gustan las mismas cosas.
El respeto al otro pasa por el respeto personal. A mi nadie me tiene que entender , nadie me tiene que querer. A mi se me debe respetar por el solo hecho de ser.

Patricia Lara P

Me miraba

 Me miraba

Con esa mirada profunda de los viejos
Con palabras que quería decir
Y yo silente retiraba mi mirada
Es que no sabía que decir
No tenía que decir
O al menos eso pensaba
Debí dar gracias
Debí pedir perdón por tanta ausencia 
Debí 
Hoy la recuerdo 
Me veo siendo ella
Mirando y deseando decir
Y al mismo tiempo
No querer, no poder, saber...
Que decir.

Patricia Lara P

Mi primer recuerdo


Estoy sentada sobre una piedra frente a la casa de la finca a la que acabamos de llegar. Todo sucede muy rápido. Nace mi hermanita. Una niña muy chiquita que me quita la atención de mamá. Nos vamos a vivir a una casa fea, lejos de todo. En las casas a los lados hay gente desconocida. Me dan mucho miedo. Nos miran raro.

Una noche, me despierto entre agua y piedras. Todo el mundo grita. No se que hacer mas que agarrarme de lo que encuentro. Estoy muy asustada. Mamá me agarra de la mano y me jala. Me saca a un morro y le dice a mi hermano Jaime que me cuide. Que no se mueva de allá. Ella vuelve con Octavio, mi segundo hermano mayor. 
La gente grita que va a haber un nuevo derrumbe. 
Mamá me carga y agarra a mis hermanos. Corre a la carretera. Ahí gritando, para un Jeep. Les pregunta al conductor y a sus pasajeros si conocen a Alberto Lara. Ellos dicen que sí. Ella nos entrega a esos desconocidos y les dice que le digan a papá que ella se quedó buscando la otra niña.
Esas personas agarran también a mi mamá y la suben al carro. La llevan obligada mientras ella grita muy asustada. Llegamos al hospital, nos atienden. 
Luego llega papá y le dice cosas a mamá. La culpa de todo.  Ella le insiste que necesita ir a buscar la niña.
Pasan los días y nos llevan a mamá, a mis hermanos y a mi a una casa. Una señora pelea con papá, con mamá. Les suplica que se separen, que no le acaben su hogar.
Después estoy ahí, sentada en esa piedra como en el cuadro de la niguatera. Poniendo babas en un dedito y limpiando las suelas de mis chanclitas nuevas. Me tienen encantada los paticos que están dibujados ahí. 
Es la primera cosa hermosa que tengo, y tengo muy poquitas cosas.
Es que después de esa noche de gritos y de tanto frio no nos quedó nada.
¿Mi hermanita? No. De ella no se supo nada.

Patricia Lara P

Lucho

 Lucho


Intento escribir algo
aunque la dejadez me desborda
Me llena como una gota constante llenaría un vaso
y lo desbordaría;
al parecer, lentamente 
Después rauda.
Lucho
La impavidez me domina
no me permite mover ni uno solo de mis dedos
Menos aun ésta mente que decae
Que quiere construirse pero que en realidad se destruye.
Lucho, una lucha denodada es lo que creo.
Los demás me ven... Estática.


Patricia Lara P

Caretas

Por algún motivo que aun no entiendo uno no puede ser siempre como en realidad uno es. Y no es porque prefiera usar una careta. Es mas bien, para no molestar a los otros. Con los hijos pasa mucho. Uno siente que se apenan por un comportamiento o por otro. Asi que, o se guarda silencio o se convierte uno en quien en realidad uno no es.

A lo mejor no es claro lo que digo pero, yo me entiendo.

Patricia Lara P

Fuera de contexto

  Hay muchas cosas que uno dice que se pueden sacar de contexto. Me gusta, prefiero pensar que la gente no es mala, que la malinterpretamos....