No nací en Balandú
Un día cualquiera y sin esperarlo realmente, recibí una invitación a participar en un taller de escritura creativa, -era el momento adecuado- ya no habían niños para cuidar y atender, ni adultos para lo mismo. Ya podía disponer de mi tiempo con un poco más de libertad. Ahora podía dedicarme a consentir a todas las mujeres que me habitan.
Llevaba escribiendo prácticamente por "mi cuenta y riesgo" muchos años y amaba hacerlo, pero sentía que participar en talleres de escritura me ayudaría a mejorar mi proceso creativo. Contar con alguien que conociera el tema, que estuviera dispuesto a compartir conmigo y con un grupo sus conocimientos. Afortunadamente fui invitada por el Aeropuerto Olaya Herrera a una actividad que me permitió entrar en contacto con personal del parque biblioteca Manuel Mejía Vallejo.
Daniel Tobón fue el encargado de dictar el taller y fue el personaje que me introdujo al mundo de Balandú. El fue un gran maestro, pero muy pronto fue trasladado a otra biblioteca. El nuevo profesor -asi me gusta llamarlo- Carlitos, llegó pisando fuerte, y en poco tiempo se robó el cariño de todos nosotros sus alumnos. Él, que se hace llamar, "un man cualquiera", transmite su sapiencia con entrega genuina. Corrige con argumentos sólidos, aconseja como nadie, da ideas. Disfruta, y estoy segura que lo hace. Disfruta nuestros escritos y nuestra compañía. Nos hemos convertido en una familia, en la cual se abraza a cada recién llegado para que se sienta lo más pronto posible un miembro más, un vecino más.
En el proceso Carlitos nos propuso entonces crear nuestro propio Balandú u otro Macondo y ha sido una de las cosas más maravillosas que han sucedido en mi vida. Imaginar que puedo escribir un cuento largo cuando yo pensaba que las historias cortas eran mi forma de plasmar mis ideas, crear personajes que son mis hijos y lugares que son mi propio hogar. Entender desde mi corazón cada detalle de mi: "Calle ochenta y ocho" me hacen sentir viva y feliz. Llegar del taller a mi casa, con una sonrisa grande y con ideas bailando en mi cabeza, con los dedos dispuestos a teclear hasta plasmarlas y lograr que éstas capten la atención de los habitantes de Balandú y otras personas más, en un futuro cercano, es un sueño risueño.
Desde siempre los miércoles fueron mi día favorito, y ahora lo entiendo... La vida me preparaba para éstos, los de hoy, los actuales.
Gracias profesores Daniel y Carlitos, gracias mis queridos amigos, gracias Biblioteca Manuel Mejía Vallejo, gracias Balandú por haberme permitido ser una vecina más de éste pueblo fantástico.
No nací en Balandú, pero he ido crecido ahí, y será por siempre uno de mis lugares favoritos.
Patricia Lara Pachón
>^-^<
No hay comentarios:
Publicar un comentario