Anoche, ella vino a verme. Me sonrío con los labios, con los ojos y con el amor que chispeó en ellos. Nos tomamos de gancho y caminamos por esa calle oscura. No se si hablé yo o si habló ella. O si nos comunicamos con nuestras mentes. Pero la tristeza que se me acumuló ayer, ella se la llevó casi toda. Hoy tengo un nudo en la garganta y unas ganas enormes de guardar mucho silencio.
Gracias mamita. Tu si que me conoces. Tu si que me sabes.
Yo
Patricia del Socorro Lara Pachón.
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