La princesa rana y el grillo perdido
La princesa rana
salió esta mañana
luciendo un hermoso
vestidito blanco
bien tejido en lana
como primorosa
rana parroquiana.
Paseó por el jardín
y fue al estanque después
donde un grillo cortés
lisonjeó su apariencia:
¡su rojo carmín,
sus vívidos ojos!
y con gran sonrojo
la princesa rana,
coqueta y ufana,
paseó en su presencia.
Esto, a todas luces,
parecía un flechazo:
rieron, charlaron
y juntos se arrobaron
casi hasta el ocaso;
mas nuestra princesa
boyante en belleza
luego del paseo
-en un final muy feo-
cedió ante el antojo
-y a su naturaleza -:
y de un lengüetazo
se zampó a don grillo
Y acabó, al nacer,
la historia curiosa
de un raro amorío
a orillas del río
entre el galante grillo
que se obnubiló
con la primorosa
rana encantadora,
y que en cada salto
su amor le juró
y una muy golosa
rana primorosa
que en un bocadillo
fue y lo convirtió.
B. Osiris Bocaney
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