La tarde la sorprendió con los ojos fuertemente cerrados. Intentó por un buen rato no respirar, pero no lo logró.
Estuvo quieta, inerte. Deseando pasar desapercibida pero llamó aún más la atención.
No quería nada. La vida en adelante le pareció siniestra. Tuvo miedo. Tanto que en serio deseó la muerte.
El problema mayor es que la muerte solo llega cuando toca, no la víspera.
Fin.
Patricia Lara P
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