De pronto y sin haber mediado pensamiento alguno, ella empezó a caminar. Pensó en los tobillos inflamados y en el cansancio que la embargaba desde hacía ya un tiempo. Pero no importó. Siguió caminando y caminando. Pensó en parar, respirar profundo y dejar de caminar. Pero no pudo.
Hoy ella sigue avanzando mientras piensa y repiensa.
Si la ves... Bueno, no creo que la veas. Las gente que camina se hace invisible.
Gracias.
Patricia Lara P
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