En la playa
Ahí sentada en la arena, tibia aún por el sol.
Empezó a hablar con sus muertos
Comenzó con el padre ausente siempre
Primero por el gusto de no estar
Y luego por el disgusto
de la ausencia de vida.
Luego habló con su amiga
Casi su hermana
Degustaron juntas un café negro y candente.
Al irse ella habló con su abuela
El nido más tibio de la niñez
El hogar que abandonó en la adolescencia.
el sitio al que retorna cada vez que se siente tan triste.
Se sentaron a sus pies las mascotas
Sus colas primero mecidas al viento acariciaron con suavidad sus piernas
Con sus hocicos bellos la besaron;
Uno a uno desfilaron acariciando también su alma.
Recordó hasta a los poco conocidos compañeros de universidad que desaparecieron en Armero.
A los vecinos idos
Apreciados algunos, otros sencillamente conocidos.
Lentamente
Y arrullada por las olas
Y acunada en la arena
Se fue yendo despacio
Casi sin darse cuenta
Abandonó lo terreno
Y se volvió lo que siempre quiso ser
Una pizca de arena
o una estrella de mar.
Patricia Lara Pachón
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